El escultor romántico estaba tan entregado a la figura humana como el neoclásico, aunque no se limitó a trabajar el mármol; sus retratos se regían también por un equilibrio apropiado entre lo real y lo ideal, y se inspiraban también en la Antigüedad. Sin embargo, la escultura romántica se distingue de la neoclásica por los personajes, que expresan emociones violentas, y un estilo caracterizado por el movimiento intenso y exagerado, ejecutando a menudo con una técnica de boceto. La Marsellesa de FranÇois Rudé sobre el arco de Triunfo de París es un buen ejemplo de la escultura romántica del período, obra de uno de sus principales artistas.
El escultor, basándose en formas griegas romanas, en fuentes modernas y en la composición barroca, carga de intensidad psicológica y física un acontecimiento contemporáneo.
Las figuras de Rudé recuerdan a las obras maestras helenísticas, como el Laocoonte que sirvió de inspiración a Miguel Ángel. La extraordinaria animación de las figuras y la densidad de la composición lograda mediante la exageración del gesto y el detalle anatómico tienen mucho en común con el ultrarrealismo de la escultura helenística. La representación de detalles ultrarrealistas puede pretender aspirar en cierto modo al naturalismo.
Pititico assim.
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